miércoles, 30 de marzo de 2011

Un cuervo.



La noche se respira lenta, y la espera es solo pena. Pena que se funde en un corazón imperfecto.

Se escucha un cuervo afuera, y el humo que sale de mi boca sigue sin tener forma.

En el patio, las flores están cerradas, esperando que el sol bañe la mañana para abrirse y flotar sensuales en el viento.

Una copa de vino se sostiene en mi mano. Me da valor, me da miedo, me da elegancia y miseria.

Me muevo, porque no se puede estar parado en un solo lugar. Hablo en la atmósfera asesina de las sombras. Invento un cuento estático, sin final, que se estanca en un párrafo inentendible.

Se escucha de nuevo al cuervo, y entonces me doy cuenta que nada tiene sentido. No hay cuervos en esta zona.

viernes, 11 de marzo de 2011

Sin remedio.


Salí y pedaleé a toda velocidad. Llegué a la farmacia, mostré la receta y me dieron el medicamento.

Con desesperada celeridad atravesé las calles infestadas de indiferencia y estupidez. Un viejo casi me atropella, y hubiera bajado a romperle la cara pero vos estabas sufriendo en tu cama.

Aceleré como un hombre que esta a punto de perder el tren de sus sueños. La desesperación mojaba mi cuerpo y la muerte nos perseguía. NOS PERSEGUIA.

Llegué a casa y me encontré con dos enfermeros. Vos estabas sentado en un lado de la cama, respirando con una mascarilla el aire de un tubo oxidado y asqueroso. No querías usar la mascarilla, te molestaba por que ya sabias que no había remedio.

Me arrodillé a tu lado y te dije algunas cosas. Después moriste.
Yo aun tenia la caja del medicamento en el bolsillo de la camisa.

domingo, 6 de marzo de 2011

Adivinanza


Parece que somos axiomas irrelevantes, en un mundo de adivinanzas perdidas.