viernes, 11 de marzo de 2011

Sin remedio.


Salí y pedaleé a toda velocidad. Llegué a la farmacia, mostré la receta y me dieron el medicamento.

Con desesperada celeridad atravesé las calles infestadas de indiferencia y estupidez. Un viejo casi me atropella, y hubiera bajado a romperle la cara pero vos estabas sufriendo en tu cama.

Aceleré como un hombre que esta a punto de perder el tren de sus sueños. La desesperación mojaba mi cuerpo y la muerte nos perseguía. NOS PERSEGUIA.

Llegué a casa y me encontré con dos enfermeros. Vos estabas sentado en un lado de la cama, respirando con una mascarilla el aire de un tubo oxidado y asqueroso. No querías usar la mascarilla, te molestaba por que ya sabias que no había remedio.

Me arrodillé a tu lado y te dije algunas cosas. Después moriste.
Yo aun tenia la caja del medicamento en el bolsillo de la camisa.

2 comentarios:

  1. el remedio fueron las palabras finales.

    un beso.

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  2. Mi Dios santo, que tristeza he sentido....
    me quedo sin palabras, sólo con ganas de abrazarte y decirte ...te quiero amigo.
    Un abrazo enorme para ti.
    mar

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