Salí y pedaleé a toda velocidad. Llegué a la farmacia, mostré la receta y me dieron el medicamento.
Con desesperada celeridad atravesé las calles infestadas de indiferencia y estupidez. Un viejo casi me atropella, y hubiera bajado a romperle la cara pero vos estabas sufriendo en tu cama.
Aceleré como un hombre que esta a punto de perder el tren de sus sueños. La desesperación mojaba mi cuerpo y la muerte nos perseguía. NOS PERSEGUIA.
Llegué a casa y me encontré con dos enfermeros. Vos estabas sentado en un lado de la cama, respirando con una mascarilla el aire de un tubo oxidado y asqueroso. No querías usar la mascarilla, te molestaba por que ya sabias que no había remedio.
Me arrodillé a tu lado y te dije algunas cosas. Después moriste.
Yo aun tenia la caja del medicamento en el bolsillo de la camisa.
el remedio fueron las palabras finales.
ResponderEliminarun beso.
Mi Dios santo, que tristeza he sentido....
ResponderEliminarme quedo sin palabras, sólo con ganas de abrazarte y decirte ...te quiero amigo.
Un abrazo enorme para ti.
mar